La homilía en la que el cardenal arzobispo de Toledo, Monseñor Cañizares, advirtió que los "juicios falsos e injustos" contra la Iglesia "jamás" lograrían "silenciar su palabra", bien puede interpretarse como una reivindicación del derecho a la libertad de expresión por parte de la Iglesia Católica frente a la nueva e intimidatoria campaña de descalificaciones, insultos y falsedades desatada por el Gobierno de Zapatero.
La Iglesia Católica, como cualquier otra organización, tendría todo el derecho a pedir abiertamente el voto para una concreta y determinada formación política con la que la iglesia comparta ideas.
Sin embargo se ha limitado a hacer una clara defensa de los valores morales de su fe al tiempo que un llamamiento a los católicos a "valorar responsablemente las distintas ofertas políticas" teniendo en cuenta que "no todos los programas son igualmente compatibles con la Fe y con las exigencias de la vida cristiana". Sería absurdo que la Iglesia pidiera el voto al partido que está a favor del aborto, de la unión entre homosexuales, de los que no defienden la familia, adopción homosexual...
Los obispos, también, tomaron partido en el tema del terrorismo y lo único que han dicho es algo tan elemental como que "una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor".
También resultan ya conocidas las veladas amenazas lanzadas desde los aledaños del Gobierno de derogar los acuerdos Iglesia Estado, como si el dinero que los contribuyentes pueden dirigir al mantenimiento de la Iglesia pudiera servir al Gobierno para estrangular la libertad de expresión de los católicos.
Por todo lo dicho y lo que queda por decir, la iglesia y el catolicismo nos hará libres.Los obispos, también, tomaron partido en el tema del terrorismo y lo único que han dicho es algo tan elemental como que "una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor".
También resultan ya conocidas las veladas amenazas lanzadas desde los aledaños del Gobierno de derogar los acuerdos Iglesia Estado, como si el dinero que los contribuyentes pueden dirigir al mantenimiento de la Iglesia pudiera servir al Gobierno para estrangular la libertad de expresión de los católicos.
(LD)